El entramado de Domínguez campeón: de estar afuera y cruzarse con la dirigencia a su cuarto título :: Olé

Qué maravillosa historia la de Eduardo Domínguez y Estudiantes de La Plata. ¿Quién diría que este plantel del Pincha iba a reencontrarse con la gloria después de un año al que le faltaron certezas y le sobraron polémicas por doquier?

El 2025 de Eduardo inició rodeado por la incógnita de Foster Gillet. Allá por enero, la novela del magnate que iba a invertir millones ya no era solo una película que protagonizaba Juan Sebastián Verón, sino el propio entrenador.

Es que luego de la llegada de Cristian Medina, el técnico dio una conferencia de prensa que reflejaba el desconcierto que había puertas adentro por un mercado de pases que se había convertido en una ametralladora de nombres. “ Te vas a dormir la siesta y llega un jugador. Te vas a dormir, desayunas y llegaron tres más”, dijo el DT en una frase que parecía reflejar una incómoda incertidumbre. Claro, más allá de Medina, el DT hizo pedidos específicos que fueron cumplidos e ignorados en otros casos. Así llegaron Farías y Piovi, ambos apuntados por el DT.

De Foster Gillett a la barbie brasileña

El año fue sumamente irregular. Estudiantes nunca fluyó como lo había hecho en 2023 y 2024, pero sin terminar de tocar fondo. A los ponchazos se metió en octavos de final del Apertura. Perdió 4-0 con Argentinos en La Paternal, pero terminó clasificándose por resultados ajenos. Allí, una imagen de Domínguez parado en soledad sobre la línea de cal tras la derrota daba la sensación de fin de ciclo, algo que no ocurrió por la fortuita clasificación. Además, el Pincha mostraba otra cara en la Copa Libertadores, en donde quedó primero de un grupo muy bravo que compartía con Botafogo, U. de Chile y Carabobo.

Domínguez y el título del Clausura. REUTERS/Agustin MarcarianDomínguez y el título del Clausura. REUTERS/Agustin Marcarian

Estudiantes perdió con Central en Rosario y se despidió del Apertura. Por ese entonces, la continuidad no estaba asegurada, pero tampoco echada, entendiendo que el equipo estaba en octavos de la Libertadores a la vez que el contrato del DT finalizaba a fin de año.

Ojo, los tironeos entre la dirigencia y el cuerpo técnico, el cual siempre contó con la banca de Marcos Angeleri —mánager del club—, habían comenzado tiempo antes de mitad de año. Es que Verón había contratado a Agustín Alayes como coordinador del fútbol profesional a la par de Angeleri, una decisión que no cayó bien en el seno interno del DT. Por si fuera poco, apareció Carina Magnabosco, una brasileña especialista en gestión deportiva, que apareció en City Bell y causó enojo en el Barba.

“Han pasado algunas situaciones que no son de nuestro agrado. Cuando sos claro en lo que buscás, me parece que las cosas funcionan. Cuando las situaciones son confusas, t engo que evaluar a ver que situación puede suceder y a partir de ahí evaluar si estamos o no estamos”, contó el DT en la conferencia de prensa posterior a la dura derrota con Aldosivi en 16vos de final de Copa Argentina.

De la primera resurreción al “daban por hecho mi renuncia”

Pero claro, la irregularidad persistía al punto que Estudiantes estuvo 10 partidos sin ganar a nivel local. El detonante pareció llegar ante Huracán en UNO. Luego de una semana turbulenta en la que los rumores de salida del DT circularon más fuerte que nunca, la gente del Pincha respaldó a su DT con una ovación pocas veces vistas.

Más allá del recibimiento, el clima era más que hostil porque el Pincha comenzó perdiendo 1-0, algo que desató la furia de los hinchas que apuntaron contra los jugadores. En medio del caos, una chilena de Cetré y un cabezazo de Alexis Castro sacaron al León del agujero negro. “Daban por hecho mi renuncia o que el club me quería echar. Eso es una mentira”, dijo.

Domínguez y el título. REUTERS/Agustin MarcarianDomínguez y el título. REUTERS/Agustin Marcarian

Después de aquel triunfo, el barco se acomodó y el Pincha salió a flote a la vez que iba a tener que combatir con Flamengo en cuartos de final de la Copa Libertadores, el gran sostén del año. Domínguez volvió a demostrar que a la hora de ponerse el oberol, su equipo siempre respondió. Dio la cara en Brasil y se quedó afuera por penales en UNO.

En la conferencia de prensa, el DT se mostró decepcionado, pero anticipó que iban a tener que ser campeones del torneo local para meterse en la próxima edición. Claro, la tabla anual delataba que la clasificación por puntos era prácticamente una utopía.

La ruta se volvió a complicar porque Estudiantes ganó apenas uno de los siete partidos posterior a aquella eliminación, algo que volvió a poner en cuestión la continuidad de Domínguez. Es más, JSV, quien siempre se mantuvo al margen de dar certezas sobre la renovación del DT, habló y puso en duda el ciclo del Barba. “Si el plantel y el capitán avalan al cuerpo técnico, y él quiere seguir, es difícil decidir que se tiene que ir”, aseguró.

Del fuego cruzado con Verón al abrazo en Santiago del Estero

Ojo, Domínguez respondió tajante para dejar en claro, entre telones, la feroz interna que había en el club. “No lo escuché a Verón, justo estábamos entrenando. Si Sebastián tiene algo para comentar imagino que me lo dirá a mí. No somos de hablar mucho, charlamos el año pasado con esto de las inversiones que se dieron a medias. Mi relación es más con Marcos (Angeleri) y Agustin (Alayes)”, confesó.

Así, con idas y vueltas, Estudiantes terminó por cerrar una fase regular pésima en el Clausura, en donde el Pincha volvió a clasificarse a octavos por cuatro resultados ajenos. A esa altura, la continuidad del DT era prácticamente imposible, ya que el León se había quedado sin chances de disputar un título internacional. Es más, el técnico disparó con munición pesada tras la caída con Argentinos Juniors. “Hay que ver qué es lo que quiere el club, no depende de uno, nunca dependió de uno. Ya me quisieron sacar a mitad de año”, lanzó.

Domínguez en los festejos en Santiago del Estero. REUTERS/Agustin MarcarianDomínguez en los festejos en Santiago del Estero. REUTERS/Agustin Marcarian

Y allí llegaría la unión de las fuerzas con el Pasillo Gate, una decisión que, si bien fue ideada por Verón, fue avalada y apoyada por el plantel con Domínguez. El Pincha, con Domínguez empoderado en sus festejos, barrió a Central, luego a Central Córdoba. Llegó Gimnasia y se quedó con un triunfo histórico en el Bosque que le dio el pase a la final.

Claro, después del Espaldazo en Arroyito, el DT decidió no hablar y acompañar al plantel en el silencio, mientras Verón tomó la responsabilidad total de la medida. Después de la victoria en el regional, desde la CD ya habían dejado de lado no ofrecerle la renovación al entrenador, con quien abrirían las conversaciones más allá de lo que ocurriera en Santiago.

Ahora, tras el título ante Racing , el cuarto de la era de Eduardo Domínguez que se suma a la Copa Argentina 2023, Copa de la Liga 2024 y Trofeo de Campeones 2024, el Barba irá por su quinta consagración a la espera de las reuniones que definan su continuidad.

La imagen final entre Juan Sebastián Verón y el entrenador dan a entender que, al menos, las partes se sentarán a hablar en las próximas semanas con una predisposición que era inimaginable semanas atrás.

Domínguez y Verón tras el título en la final.  REUTERS/Agustin MarcarianDomínguez y Verón tras el título en la final. REUTERS/Agustin Marcarian

Fuente: www.ole.com.ar

Artículos Relacionados

Volver al botón superior